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LAS BUENAS MANERAS Y LAS MALAS PALABRAS

Al día siguiente de las elecciones legislativas en la Argentina, estaba escuchando Radio M... a través del ordenador. No suelo hacerlo. Vivo muy lejos de la Argentina como para que sea mi preocupación política exclusiva. Sin embargo, no regateo la atención cuando la ocasión lo precisa. Al aire, un periodista conducía una entrevista al consultor político del “Colorado” De Narváez, flamante triunfador en la provincia de Buenos Aires. La primera pregunta giró en torno a la cuestión de los consejos que había ofrecido el consultor al candidato. La honestidad del ecuatoriano (el consultor es ecuatoriano) resultó esclarecedora. Mantenga las buenas maneras- le dijo. No haga del contrincante objetivo de su discurso. Sea positivo y optimista. No haga ningún tipo de apreciación ideológica: no hay izquierdas ni derechas. La pregunta siguiente fue aún más interesante. El consultor, según supimos, fue en sus años mozos un activista político de izquierda. El periodista sacó a relucir la información

CONDENA MORAL PREVENTIVA

En una ocasión Noam Chomsky ofreció la siguiente imagen a fin de explicar la dificultad que existe para ofrecer cualquier punto de vista alternativo en un medio de comunicación convencional del siguiente modo. Supongamos, decía Chomsky, que fuera entrevistado por una cadena televisiva estadounidense y dijera, por ejemplo, que el gobierno de los Estados Unidos de América es la principal organización terrorista del planeta. Lo más lógico sería que me permitieran explicar una afirmación de este tipo que se contrapone de forma tan dramática con el modo en el cual el televidente medio concibe a su gobierno y comprende la noción de “terrorismo”. Sin embargo, si sólo puedo presentar mi tesis sin argumentación alguna que la sustente, es decir, si no se me concede el tiempo suficiente para desplegar los argumentos necesarios para contraponer mi posición con la opinión general, mi afirmación sonará más o menos como la siguiente: “He tenido una reunión secreta con agentes marcianos”. Es decir, se

EDUCAR EN LA COMPASIÓN (2): La mosca y la cuestión de la deliberación moral.

Quiero continuar con el tema de la mosca. Las respuestas que he recibido en privado sobre la nota anterior han sido curiosas. Algunos estaban sorprendidos; otros creían que se trataba de una broma; otros sugirieron que era de mal gusto mezclar asuntos tan dispares: ¿moscas y niños? ¿acaso te has vuelto loco? Me acuerdo que Jeffrey Hopkins, un famoso tibetólogo de la Universidad de Virginia, explicó las diferencias culturales de su país recordando que durante la guerra contra Vietnam abundaban en los medios de comunicación norteamericanos los retratos chauvinistas de los vietnamitas en los que se pretendía ridiculizar las costumbres de los “amarillos” dentro del marco de justificación de la guerra. En una ocasión, un articulista llamó la atención de la absurda y supersticiosa creencia sostenida por los budistas de ese país de que la vida de las moscas debían ser respetadas, que como nosotros los seres humanos tienen derecho a ser felices y no sufrir. Por otro lado, esa mosca concreta a

EDUCAR EN LA COMPASIÓN (1)

Quisiera decir algunas palabras en favor de la mosca. Puede que el asunto resulte para muchos una frivolidad, pero creo que es importante dedicarle al menos unos minutos para comprender el significado último de toda la escena. Como se habrán dado cuenta, estoy hablando de la entrevista en la que el presidente Obama, sin conmiseración, mató una mosca que le estaba causando problemas. He dicho que muchos considerarán un artículo sobre esta triste escena un pasatiempo, o incluso puede que me acusen de haber convertido el blog en un espacio para la prensa rosa o amarilla. Sea como sea, el tema es muchísimo más serio de lo que a primera vista podría imaginarse. En realidad es tan serio que a partir de este momento, millones de personas en el planeta que de un modo u otro habían alimentado esperanzas respecto a Barack Obama, la habrán perdido para siempre. Hemos visto el peor rostro del presidente usamericano y no creo en modo alguno que debamos olvidar lo más esencial del asunto: el modo en

LA IMAGINACIÓN ALTERNATIVA

Lo que me propongo a continuación es una muy breve reflexión en torno al modo en el cual podría efectuarse un tránsito a otro modelo de convivencia terrestre. En realidad se trata de pensar cuáles son las condiciones de posibilidad para que dicha transición pudiera llevarse a cabo. Creo que hay elementos suficientes para ponderar la posibilidad de una mutuación, pero también obstáculos y resistencias profundas que dificultan la consecución de dichas transformaciones. Lo primero es recordar que una transformación política de cualquier tipo necesita, fundamentalmente, de una comprensión e internalización teórica por parte de los actores, del significado de dicha transformación. Pero como bien se ha indicado, la comprensión teórica significa en este caso la puesta en práctica de dicha teoría en el mundo . Por lo tanto, de lo que aquí estamos hablando es de una serie de prácticas que tienen sentido para los implicados en la transformación política. Como ha indicado el filósofo canadiense C

PLATÓN Y EL SENTIDO COMÚN

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En una ocasión afirmé: "El sentido común es pura ideología". Un lector me ha indicado que la expresión es pretenciosa. Me ha conminado a justificar con mayor detalle mi intención.En estas líneas pretendo apuntar algunas razones que legitimen mi pensamiento. Aquí “sentido común” es lo que se nos presenta como evidente en un lugar del mundo, en una época determinada. “Ideología” es lo que pretende pasar por verdadero y, sin embargo, es un constructo histórico y social. La relevancia en cada época histórica de reconocer que el sentido común es ideología es la base sobre la cual se articula nuestro anhelo básico de emancipación. El ejemplo que voy a utilizar para justificar las afirmaciones anteriores es un fenómeno del mundo natural. El ejemplo tiene como propósito exponer la estructura del argumento. El objeto propio al que el argumento debe aplicarse son los seres humanos y, en particular, el ser humano que cada uno de nosotros es. Pasemos al ejemplo. En este caso es un árbol

LO POLÍTICO Y LA NADA

Estamos instalados de modo impensado en una visión mecanicista y atomista de lo real. Concebimos la realidad, aún cuando nuestra articulación filosófica pueda ir en contra de dicha concepción, como un entramado de causas y efectos combinados de forma azarosa que dan como resultado la apariencia del mundo. Incluso cuando imaginamos oscuras voluntades complotadas en la conformación del mundo, dicha aprehensión de la marcha de la historia concuerda a fin de cuentas con la afirmación de un cosmos neutralizado y sinsentido a la espera del azar o de la inteligencia (ambigua moralmente) que haga de ella lo que le plazca. Nuestro atomismo se ve reflejado en la ontologización que hemos hecho de nuestras encomiables aspiraciones morales a la libertad. Hemos acabado creyendo que nuestra libertad ética y política no era otra cosa que la traducción de nuestra última constitución existencial. O para decirlo de otro modo, nuestra aspiración a convertirnos en agentes responsables y, por tanto, libres

APUNTES SOBRE ARQUITECTURA, FILOSOFÍA Y POLÍTICA

en colaboración con Carla Habif Hassis Bosso INTRODUCCIÓN Lo que proponemos es recuperar el diálogo que mantuvimos a modo de un comentario impersonal sobre lo que se dijo, se presupuso y se intuyó en nuestra conversación. En este primer párrafo haremos como si de un diálogo se tratara. Nombraremos a los participantes reales o ficticios. Haremos mención del lugar y la ocasión. Y dejaremos constancia del marco del diálogo, lo que permitirá señalar la intencionalidad de los autores. Se trata de un grupo de amigos a quienes convocó una larga historia de intimidad y la accidentalidad de sus itinerarios. Reunidos a almorzar, conversaron durante algunas horas mientras en el exterior la ciudad continuaba burbujeando. El escenario del evento: un loft a pie de calle en el barrio Gótico de Barcelona, en la medianía de una primavera generosa. La discusión política de los amigos en torno a una próximas elecciones legislativas en la Argentina cedió paso a una conversación teórica en torno a la ar

PERVERSIDADES: ética comunicacional y complicidad ciudadana. La cuestión del glifosato.

Supongamos que se descubre que cierto producto (le llamaremos “Producto X”) es el causante de una enfermedad que afecta, sobretodo, no a los usuarios de dicho producto, sino a personas inocentes que circunstancialmente viven su vida en los entornos donde el producto se utiliza. Imaginemos que se abre un debate para decidir si el Producto X, que está dañando seriamente la salud y la vida de individuos que no se benefician con la utilización del mismo, debe seguir siendo utilizado por sus consumidores. Es decir, se discute la prohibición o no de dicho producto. Ahora imaginemos el debate que se sucita: 1.Aquellos que batallan por la prohibición del producto ofrecen como prueba un conjunto de testimonios corroborados por expertos nacionales e internacionales, que declaran las malformaciones y enfermedades como efecto directo de la exposición a dicho producto X. Se acumulan casos, y se alerta a la población a fin de evitar un crimen prolongado que ha sido silenciado por los productores y u

EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LA ESPERANZA

Hace muchos años, Platón imaginó que el universo estaba compuesto por tres esferas de realidad: (1) La esfera Ideal; (2) la esfera del devenir; (3) y el receptáculo material donde la Inteligencia demiúrgica imprimía su imitación del paradigma de las Ideas. El cosmos platónico era un orden óntico en el cual el ser humano participaba y alcanzaba su perfección por medio de la contemplación del mismo. A finales del siglo XIX, Nietzsche ofreció su relato de la historia de la cultura occidental en el que pretendía haber superado la tradición metafísica clausurando el mundo de las Ideas como mera fabricación, a fin de afirmar el devenir en la forma del Eterno retorno de lo mismo y la Voluntad de Poder. Nietzsche fue, en muchos sentidos, la culminación de un largo proceso orientado a liberar al hombre de toda determinación teleológica para hacerlo dueño absoluto de sí mismo. Sin Dios, ni Ideas Eternas, sin la autoridad de la tradición, ni el ejemplo paradigmático de un orden natural, el hombre

CONTRA EL NARCISISMO DEL AHORA

Existimos en una matriz de discursos siempre perimidos. Siempre llegamos tarde a nuestro tiempo. Eso es lo que tiene vivir bajo el imperio de la moda. Abocados a lo novedoso (que siempre viene desde el futuro), cuando finalmente reconocemos lo actual, este ya pertenece al pasado. Se ha instalado en la Argentina, una reivindicación intransigente de la oportunidad de hoy (de lo que ahora tenemos entre manos, de la ocasión histórica) que el pasado y el futuro dan la impresión de poner en entredicho, incluso boicotear. El 'ahora' reivindicado por algunos, quiere ser un ahora absoluto, radical, quiere ser un ahora libre, autónomo. Por un lado, escindido de las ataduras y obligaciones que tenemos con el pasado, con aquellos que nos han precedido, con quienes han sido 'heridos en su integridad corporal y personal'. Por el otro, libre de las demandas de responsabilidad que nos llegan desde el futuro por parte de aquellos aun no nacidos que exigen condiciones apropiadas para su

¿ARGENTINA PARA QUÉ?

Quisiera decir dos cosas sobre la cuestión de la identidad o auto-definición de la Argentina. Comenzaré explicando la pregunta que figura en el título de la nota: ¿Para qué algo como la Argentina? O para decirlo de otro modo: ¿Qué sentido tiene seguir creyendo en la existencia de la nación Argentina? O de otra manera: ¿Qué hay en el fondo de la argentinidad que merezca la pena ser preservado? O: ¿Por qué razón no deberíamos, como propugnan algunos, reducir Argentina a una marca, un envoltorio vacío que sirva a los particulares a alcanzar sus fines privados? La supervivencia de Argentina depende (ineludiblemente) de un tipo de lealtad que supere los intereses sectoriales que dividen al país. Pero esa lealtad sólo puede ser articulada si somos capaces de ofrecer respuesta a la pregunta acerca del por qué la nación, por qué y para qué la patria. Ahora bien, si nos preguntamos ahora mismo cuáles son los factores que ponen en peligro la continuidad identitaria de la Argentina, su capacidad

G-20: EL FUTURO DE TODOS

La foto debía ser como los daguerrotipos que recuerdan una fecha ilustre en la que el mundo cambió de dirección irremediablemente. Dicen que Hegel vio pasar a Napoleón bajo su ventana en Jena, y supo que presenciaba el final de la historia. Sin embargo, pese a los artilugios mediáticos, el G-20 no acaba de convencernos, a nosotros que miramos desde la ventana el paso del tiempo. ¿Por qué? Puede que sea como dice Atilio Borón, a la reunión del G-20 que debía destronar una manera de hacer el mundo, le ha faltado lo más fundamental: la filosofía. Es conocido el interrogante, pero no está de más reiterarlo para ponernos frente a los ojos aquello que es más esencial: ¿Por qué el ser y no la nada? O para decirlo de otro modo, ¿qué es lo que nos mueve a la preservación? y ya puesto en la faena, ¿qué bienes son los que nos convocan? ¿a qué Dioses sirven nuestros gobiernos? Siempre hay un Dios (visible o invisible) detrás de los mandatos de los gobernantes terrestres. Hay momentos en los que el

LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA: ¿FLOR DE VERANO?

La democracia española tiene pocos años. Hay más de tiranía y opresión en la historia de este reino que las bondades que regala la libertad. Las palabras bellas merecen un trato delicado. Se afianzan en la prueba que les impone la historia. Mientras la necia ignorancia y la especulación acalorada hicieron creer a los españoles, a sus gobiernos de turno y a la corona que desde su pretendida neutralidad vigila los valores que alimentan a su pueblo, que el mundo estaba en sus manos, era fácil y apropiado para la ocasión posar de progresistas, y aparentar generosidades y hospitalidades a los recién llegados, los inmigrantes. La hospitalidad no venía acompañada del reconocimiento que le correspondía. Se arreglaron, presuntuosos, para hacer pasar el trabajo que se le daba al extranjero por favores. No se decía mucho del milagro español, del milagro del ladrillo y la especulación. No se decía, por ejemplo, que el milagro se llevaba la sangre de los inmigrantes que como esclavos egipcios, fab

EL SENTIDO COMÚN ES PURA IDEOLOGÍA

Basta con transitar con cierta atención a través del entramado discursivo que nos envuelve para constatar que pese a los esfuerzos denodados de algunos de sus protagonistas por demostrar su pragmatismo y sentido común, lo que impera ineludiblemente es pura y simple ideología. Digamos el asunto con cierto esmero popular: El más peligroso de los locos es aquel que no sabe el mal que padece. Eso es lo que ocurre con buena parte de nuestra concurrencia, que pese a la estrepitoso fracaso de las cosmovisiones a las que adhirieron y apostaron su pellejo, se aferran con uñas y dientes al sentido común que estas cosmovisiones nutrieron. Entre las más firmes convicciones que el sentido común de la visión derrotada se esmera por perpetuar, es aquella extendida creencia que afirma que la política puede reducirse a la concertación o consensuación de los individuos o grupos de intereses; o su espejo ideológico, que afirma lo político como conflicto agonístico permanente. Los posicionamientos de uno