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LA DESDIBUJADA OROGRAFÍA DE LA GRIETA

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Deberíamos preguntarnos: ¿a qué se debe este enorme malentendido entre nosotros, esta grieta profunda que atraviesa toda la historia de nuestro país? Sólo la miopía histórica o el cinismo puede hacer creer a alguien que la última versión de esta pugna protagonizada por el Kirchnerismo es el origen de esta “eterna” disputa identitaria. Por supuesto, podemos seguir echándonos los trastos a la cabeza los unos a los otros. Y es probable que eso sea lo que tengamos que seguir haciendo durante mucho tiempo. Primero, porque la pugna entre nosotros es asimétrica. Ha habido anomalías, por supuesto, pero poniendo en la balanza las décadas y los siglos, la violencia de los poderosos (la violencia de las armas, pero también de las palabras cautivas) ha sido la gran triunfadora de la mayoría de las batallas. Y la prueba de ello es la desigualdad, crónica, brutal: la verdadera grieta que caracteriza a nuestra sociedad. En segundo término, porque la política, mal que nos pese, i

MÁS ALLÁ DE ÍTACA. Apuntes del día después.

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Emir Sader publicaba ayer un artículo titulado: "Te estamos mirando, Argentina", advirtiendo lo que implicaría una derrota del FpV a nivel regional y mundial. Todo esto en el marco del reconocimiento de un momento de crisis del pensamiento crítico latinoamericano, después de un período de resistencias extremas del kirchnerismo y el resto de gobiernos que hemos dado en llamar "progresistas". Resistencias corajudas a la embestida populista del neoconservadurismo emergente que ha sabido cobijar todas las broncas, todos los reclamos, todos los anhelos insatisfechos. Sin embargo, seamos sinceros: el kirchnerismo, y lo que ha parido, es auténticamente una "anomalía" (como decía Ricardo Forster). El milagro son los doce años de rotundos éxitos y sonados y valerosos fracasos de su historia, además de la fortaleza y el empeño de una parte nada despreciable de la sociedad que se mantiene alerta ante los peligros que la acechan, desde adentro y desde afuera.

PODEMOS

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Uno podría pensar que en la era de la globalización no es preciso desplazarse físicamente para entender lo que ocurre en un país. Bastaría con abrir el ordenador y merodear por las páginas de noticias para comprender lo que anda pasando en el mundo. Las cosas, sin embargo, no son tan sencillas. El blindaje periodístico es escandaloso. Los de aquí y los de allá atenazan la conciencia de los ciudadanos, descontextualizando sus circunstancias, recortando el presente de toda su historia con una estrategia esmerada de desinformación. De regreso en Europa, después de cuatro largos y jugosos años en Argentina, aprendiendo de la movilización social, la militancia política, y vacunado ante el desparpajo de la “prensa libre” que el capital blande como una de sus armas más mortíferas, resulta difícil no hacer comparaciones. Sabemos que las comparaciones son odiosas, pero también que son inevitables. No entraré en los detalles por todos más o menos conocidos. La situación económica, social y

BARTOLOMÉ Y EL PUEBLO IGNORANTE

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Hace unos días, el director del diario La Nación , Bartolomé Mitre, ofreció una entrevista a la revista brasileña Veja . De acuerdo con el director del diario centenario, el gobierno de Cristina Fernández es una “dictadura con votos”. Los pobres votan a Cristina porque están desinformados y porque el gobierno hace todo lo posible para mantenerlos en una condición cuasi-analfabeta. De acuerdo con Mitre, la Argentina ha dejado de ser un país culto. Hay una élite que utiliza su sapiencia, y una gran masa de ignorantes que votan a personajes como Néstor Kirchner y Cristina Fernández. De esta manera, se reproduce la tiranía de las mayorías.  El concepto es interesante, y pone al descubierto el trasfondo ideológico, xenófobo, que hay detrás de una buena parte de los caceroleros que se congregaron en estos días alrededor del obelisco. Es una expresión que se hace eco de un sentimiento muchas veces expresado por un conjunto de ciudadanos, pagados de sí, en muchos casos de poquísimas

LA VERDADERA ARROGANCIA

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Hace unas horas me ocurrió lo siguiente: Estaba con mi hijo de seis años en una cafetería,  cuando apareció la presidente Cristina Fernández en la pantalla de la TV. El canal que transmitía el discurso desde Santa Fe era Todo Noticias (TN). En cuanto la presidente apareció, un señor bien empilchado comenzó a gritar: "Morite yegua, morite. A vos y a todos los montoneros que te acompañan los vamos a liquidar", y otras cosas por el estilo. La gente en distintas mesas festejaron la ocurrencia del tipo. Lo cual lo animó a seguir insultando: "Hay que matarlos a todos. No aguanto más. No puedo esperar a que se termine". Cansado de escuchar sus bestialidades y asqueado ante la evidente complicidad de la gente que lo rodeaba (incluido el dueño del local, que detrás de la caja se divertía con las ocurrencias, me levanté, dejé un billete sobre la mesa que cubría el gasto de mi consumición y le dije al tipo que no teníamos por qué escuchar sus insultos, que era un maleduc

ELOGIO DE LA DEMOCRACIA

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Hace un par de semanas, como la mayoría, ando con el 8N rondándome el pensamiento. La marcha vino y se fue como una tormenta de verano. Dejó a su paso un acotado anecdotario y una profusión de materiales para el análisis. La maquinaria mediática, partidaria y periodística, sabrá usufructuar del gesto ciudadano. Antes de ayer, cuando todavía sonaban las fanfarrias llamando a la embestida, escribí varias entradas. No las publiqué. En su mayor parte, llamaban a la calma, al sosiego de las almas frustradas. La convocatoria de septiembre estuvo llena de sinsabores. Lo que se escuchó, de manera reiterada y ofensiva, no daba lugar a festejo alguno. Las insinuaciones golpistas y los reiterados gestos de discriminación que desplegaron algunos de los convocados resultaban incongruentes con el pretendido civismo del que se ufanaban los participantes. Por lo tanto, seamos serios y regocijémonos por el empeño organizativo, que aparte de algunos incidentes puntuales (aunque graves)

EXORCISMO. El demonio golpista ha vuelto.

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Estamos entrando en una zona de extrema peligrosidad. Ahora mismo, cualquier evento puede servir como detonador para una catástrofe social de dimensiones difícilmente mensurables de manera prospectiva. Los signos son ostensibles. La exacerbación del odio, el vilipendio continuado, la completa ausencia de medida a la hora de juzgar las actividades de los contrincantes políticos, transformados de manera rotunda e irreversible en enemigos, todo esto nos recuerda las peores épocas de nuestra historia. Bastaría con echar un poco de inteligencia sobre los proyectados delirios que aviva el poder mediático y escuchar con una dosis de sentido común lo que repetimos con liviandad para comprender que el país que retratamos es una imposibilidad. No existen los demonios perversos que despiertan nuestros temores y nuestros peores instintos. Como en otras épocas, somos víctimas de nuestra ignorancia y la sugestión a la que nos someten los que necesitan hacernos creer que la democracia