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Mostrando entradas de septiembre, 2012

YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS

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No se trata de un partido político ni de una ideología particular. Como diría Ortega: es el yo enfrentando sus circunstancias. Sin embargo, merece algunas líneas en este blog en una semana marcada por las expresiones afiladas de victimización e indignación dispuestas en la agenda. El discurso es rabioso. Acompañado por el gesto asqueado y la condescendencia frente a las masas que organizan el clientelismo y el “patoterismo” oficial. El testimonio en primera persona despunta en los relatos y la referencia al asco que despiertan las figuras emblemáticas de un gobierno que se considera corrupto, ideológicamente pervertido y autoritario, son sintomáticos. No se sabe lo que se quiere, ni cómo se lo quiere, pero se lo quiere ya. La épica del “¡que se vayan todos!”, que aún recuerdan con nostalgia algunos protagonistas de las protestas del 2001 que hoy se congregan en las esquinas de Buenos Aires, sigue modelando (sin quórum de transversalidad social) las expresiones de malestar de

EL REGRESO DE LA MUERTE. Sobre la violencia política.

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La palabra “extremista” tiene una infeliz connotación en nuestra historia política. En línea de continuidad con la mayoría de los artículos que publica el diario La Nación, este fin de semana, el periodista Fernando Laborda ofreció a sus lectores una reflexión imprudente a la cual tituló “Hasta dónde llegará el extremismo de Cristina” , cuyo contenido no es otra cosa que una ensalada de amenazas que contribuye a fomentar la intolerancia y la violencia entre los más fanatizados entre sus lectores. El artículo es sólo un ejemplo del estilo irresponsable que practican muchos periodistas del matutino fundado por Mitre. No desentona con el resto. Ni siquiera puede considerarse de los peores. Pero como ocurre habitualmente, basta con echar un vistazo a los comentarios encendidos que acompañan la nota para comprender hasta qué punto Laborda exacerba los ánimos de los lectores, les retuerce el alma hasta extraerles la crueldad que necesita para sus designios, poniendo en evidencia hasta q