GLOBAL CITIZEN. EMBLEMA DE CINISMO
Mauricio Macri quería bailar y cantar, eso fue lo que dijo. Era su oportunidad para mostrar sus cualidades en estos rubros. Sin embargo, tuvo que hablar, y dijo en Hamburgo lo que difícilmente pueda defender en Buenos Aires. Habló de la educación y de la pobreza como si fuera un líder progresista, y como respuesta a su cinismo recibió una ovación por parte del ejército de privilegiados que generan riquezas alegrándole la vida a los más ricos entre los ricos, y manteniendo a raya con su cultura parlanchina a las masas empobrecidas y estresadas. Arropado desde el día 1 por los representantes más encumbrados del neoliberalismo europeo, quienes lo tildan aún como "una esperanza para América Latina" para enfrent ar el "cuco del populismo" , Macri recibe en Europa por parte de políticos y economistas, de empresarios y banqueros un espaldarazo, y la dulce melodía de los representantes de una cultura afiebrada y enclenque que se mofa de los antagonismos y espera p