XENOFOBIA SE ESCRIBE CON X
A muchos argentinos les cuesta hoy reconocerse en la historia del presente. Son como esas señoras y señores que, llegados a cierta edad, se siguen viendo como lo que eran, sin caer en la cuenta que ya no son lo que supieron ser. Sin embargo, un espejo casual, un día cualquiera, descubre el engaño sistemático del botox y el abuso cosmético, dejando al juvenil paralizado ante la evidencia de su decadencia. Algo de eso está pasando en la cultura argentina. En este caso, quien nos mira del otro lado del espejo es el Papa Francisco, que en las últimas horas, sin pelos en la lengua, nos acusó de «xenófobos» y «racistas». Las palabras del Papa sorprenden, pero la realidad a la que se refiere es de una evidencia palpable. Si bien es cierto que una inmensa mayoría de los argentinos siguen comprometidos con los principios de la libertad, la igualdad y la fraternidad, un sector no desdeñable de la ciudadanía se anima, vociferante, como ocurre en otros lugares del mundo en este tiempo ac