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LA PÉRDIDA

I En los últimos días he hablado con muchas amigas y amigos, telefónicamente o por videoconferencia. Quería saber cómo estaban viviendo este momento, quería saber de sus pérdidas, de sus miedos, de sus expectativas. Los he escuchado, a veces durante horas, tratando de entender sus perspectivas, poniéndome en sus zapatos.  Como suele decirse, cada uno de nosotros es un mundo, y el confinamiento confirma este lugar común. Nuestras experiencias son semejantes, pero los dramas que cada quien sufre en su carne son irreductibles a los padecimientos de quienes le rodean.  A algunas de mis amigas y amigos les he pedido que me escriban un texto sobre la crisis. Mi idea era publicarlos para componer un collage de impresiones, ideas, propuestas que, conjuntamente, nos puedan ayudar a guiarnos a nosotros mismos en la búsqueda de un futuro que ahora parece inimaginable. Porque, si en un principio parecía que la pandemia traía consigo una oportunidad, «otro mundo posible», ahora da la impres

NOSOTROS ESTAMOS

PARA EL PREÁMBULO DE LA CONSTITUCIÓN DEL MUNDO FUTURO «Una figura nos tuvo cautivos.  Y no podíamos salir,  pues [la figura] reside en nuestro lenguaje  y [el lenguaje] parece repetírnosla inexorablemente». Ludwig Wittgenstein , Investigaciones Filosóficas.   «Para "ser" se necesita un andamio de cosas, empresas, conceptos todo un armado perfectamente orgánico,  porque, sino, ninguno "será" nadie .  "Estar", en cambio, se liga a una [falta] de armado,  apenas una pura referencia al hecho de haber nacido,  sin saber para qué, pero sintiendo una rara solidez en esto mismo,  un misterio de antiguas raíces».  Rodolfo Kusch, De la mala vida .   «No te pido que los retires del mundo,  Sino que los guardes del Maligno.  Ellos no son del mundo,  Como yo no soy del mundo» . Juan 17:15-18 Una figura nos tuvo cautivos 1.  Vivimos inmersos en un sistema de vida  meritocrático y competitivo, que nos empuja co

«BARDO»: LA PANDEMIA COMO ESTADO INTERMEDIO

«Bardo» Los budistas creen que la experiencia individual no ha tenido comienzo y no tendrá fin. De acuerdo con los budistas, esta vida concreta que estamos viviendo comienza con la concepción y el nacimiento, y acaba con la agonía y con la muerte. Pero el continuo de la experiencia individual se extiende hacia el sin principio del tiempo y proseguirá ineludiblemente hacia su sin-fin. A diferencia de los creyentes teístas, judíos, cristianos o musulmanes, los budistas no creen en la creación desde la nada de un Dios todopoderoso del cielo, la Tierra y todos los seres que la habitan. Tampoco creen, como los cosmólogos actuales, en una teoría del origen del universo como el Big-bang. En todo caso, sostienen que este universo es solo uno entre innumerables universos precedentes y otros incontables universos que le continuarán. En ese sentido, los budistas conciben la realidad como un «pluriverso». En este contexto, después de la muerte, los individuos renacen en cualquiera de los innumer

LA SEGUNDA TIERRA

La esterilidad de algunos intelectuales europeos En los últimos días son muchos los intelectuales europeos que se han apurado a dar su veredicto sobre las potenciales consecuencias de la pandemia para el orden vigente. La prensa escrita publica, junto con los datos de muertes y contagios, y las notas de color para animar el confinamiento de la población, las sesudas interpretaciones de moralistas y filósofos políticos que, sumándose al coro pesimista de los economistas y los empresarios que representan la opinión del establishment , afirman su certeza de que  la pandemia no cambiará nada. O para decirlo de mejor manera: que nada cambiará después de la pandemia. Sabiendo, como sabemos, que la filosofía no tiene funciones predictivas, este tipo de afirmaciones no dejan de ser lo que son: articulaciones ideológicas de inclinación conservadora con un claro sesgo de clase. Cuando se analizan las razones de fondo de estas opiniones, cuando se las despoja de las florituras acostumbras q

EL TIEMPO QUE RESTA

En estas horas dramáticas que vive la humanidad, como ha ocurrido en otros momentos críticos, revolucionarios, el orden vigente se vuelve transparente, traslúcido. Por un lado, «lo real»: las vidas con sus padecimientos y trajinar cotidiano, los cuerpos en su trato poroso de unos con los otros, lo humano inmerso en la «artificialidad natural» de la Tierra que habitamos, el amor y la vida, los nacimientos, las enfermedades, la decadencia y la muerte de las generaciones. Bajtín hablaba del carácter carnavalesco de la existencia. Por otro lado, está el «esquema» dominador que intenta disciplinar, normalizar, la existencia inabarcable. El esquema es la ley y el orden, garante (siempre) de cierto sistema de distribución de privilegios. El derecho de los dominadores Las clases dominantes defienden sus derechos a gozar y a la libertad que en el «esquema» heredado se les reconoce con rotunidad. Quieren seguir vacacionando y gozando, quieren continuar asegurándose el servicio de los «desafort

EL PEOR ARGUMENTO

En las últimas horas he recibido una andanada de artículos y entradas conspiranoides a través de las redes que argumentan que la pandemia es un fake . No entraré a discutir los pormenores de la argumentación detectivesca que algunos plantean.  Ni niego, ni afirmo su veracidad. Tampoco entraré en la cuestión etiológica, las causas de la aparición del virus. Hay para todos los gustos, los chinos, la tecnología del 5G, los yankees. Curiosamente, Donald Trump fue uno de los primeros en avanzar en esta dirección. En fin, no me atrevería a tanto. Solo el Buda, con su infinita omnisciencia, o Dios en su todopoderosa sabiduría, serían capaces de determinar exactamente a qué responden en última instancia los efectos que estamos padeciendo. Sin embargo, hay un asunto que merece consideración: la relativización de la seriedad de la crisis utilizando datos cuantitativos. Los primeros en argumentar en este sentido (no lo olvidemos) fueron personas «distinguidas» por su racionalidad y buena volu

DICOTOMÍA IDEOLÓGICA: ¿MERCADO O VIDA?

Los economistas ortodoxos, pseudo-heterodoxos y otros expertos sociales del establishment, junto a periodistas y tertulianos repiten incansablemente en estos días el mismo mantra: «O es la economía, o es la salud». O, tal vez, de manera menos perentoria: «Debemos encontrar un equilibrio entre las exigencias de la economía y las exigencias de la salud».  En este contexto, la población que sufre en carne propia la pandemia  sumando  fallecimientos y contagios de manera vertiginosa, además del miedo visceral que provoca la enfermedad y la muerte, enfrenta la catástrofe socioeconómica y política de miseria con la impresión, una vez más, de ser prescindible y sacrificable en nombre del todopoderoso «Dios capital», quien exige en estas circunstancias, otra vez, víctimas propiciatorias, como en la antigua tradición Azteca, para que podamos volver a ver salir el sol.  Un capítulo aparte merecería en este punto volver a «la revolución robótica» largamente anunciada en los últimos años. Los

PESADILLA SOLIPSISTA Y PORNOGRAFÍA DE CLASE MEDIA

La pandemia acelera su expansión. En España, desde mi última entrada, los contagiados confirmados se han multiplicado por dos (57.627), también los fallecidos (4.369). Los matemáticos sostienen que los datos son falsos respecto a los contagiados, y hablan de medio millón de personas con el virus en el cuerpo. También las reacciones políticas a la crisis actúan como un corrosivo para la esperanza. En el terreno, el Estado está tomando las decisiones de siempre. Los más vulnerables no recibirán la ayuda que necesitan. La prioridad es salvar los negocios del sector privado, incluso ahora, cuando se encuentran sus estamentos gerenciales ya en plena fiebre de despidos y recortes. El gobierno de Sánchez cometió errores infantiles. Al comienzo, cuando todos los signos apuntaban a que la epidemia se expandiría impiadosa en el territorio, y los especialistas globales conminaban a tomar acciones decididas para contener los contagios, las decisiones no llegaron. Timoratos, rezaron a sus santos pr

CREER

Huelga general de la humanidad Pensé en titular a esta entrada «Huelga general de la humanidad». La idea es  que la pandemia y el confinamiento masivo pueden leerse (también) como una renovada reivindicación de los pueblos de que «otro mundo es posible», un mundo más allá del orden vigente. Ahora bien, tenemos un problema, porque hay una parte de la sociedad que está aferrada a formas de reivindicación política que demuestran una completa desconexión con los problemas que enfrentamos y los desafíos que estos suponen. Por lo tanto, la idea misma del confinamiento se lee de manera unívoca como «encarcelamiento social». Aquí confluye, como era de esperar, todo Foucault: desde el Foucault de Vigilar y castiga r hasta el Foucault del Nacimiento de la biopolítica . Este último término (biopolítica) ha sido repetido hasta el cansancio en estos días por «nuestros ilustres» remunerados del establishment cultural. La insistencia de esta lectura es completamente contraproducente, y está llam