EL ENEMIGO ES EL PUEBLO.
Lula, fichado por las DOPS en 1980, después de las huelgas lideradas por el sindicalista. Encarcelar a un pueblo Inácio Lula da Silva fue condenado por un tribunal de primera instancia a 9 años y medio de prisión. La condena está basada en escasas pruebas y sospechosos procedimientos. La decisión pone en suspenso la posibilidad de un cambio político en el país a través de un genuino proceso eleccionario. Lula, el candidato favorito según todas las encuestas para las próximas elecciones, enemigo declarado del poder fáctico, ha sido convertido por la justicia, en un proceso viciado, en un proscrito político. Después de la destitución de Dilma Rousseff a través de un golpe judicial-parlamentario, y la evidencia que supone la implementación del programa político que lleva a cabo el actual presidente, se desnuda la estrategia corporativa en el país. La democracia real no sienta bien a las élites neoliberales. Lo constatamos diariamente en Europa, y también en otros lugares del