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MACRI Y LA NATURALEZA HUMANA

El momento de la universalidad En estos días de esperanza contenida, confusión, desengaño e ira, necesitamos, además de articular nuestra capacidad discursiva dirigida a volver a ganar en la próxima contienda electoral, reflexionar en profundidad el tiempo que se cierra frente a nosotros, para encarar el abismo que se abre a nuestros pies. Las elecciones de las PASO, efectivamente, marcan un antes y un después. El gobierno derrotado se muestra iracundo, desorientado, ansioso y proclive a seguir cometiendo errores que empeoran nuestra situación. En algunos casos, la falta de templanza, sumada a la distorsión ideológica y la ausencia de «densidad moral» de sus referentes amenaza con convertir en catástrofe lo que debería ser, sin más, un traspaso de poder en el ciclo de alternancias que supone el ejercicio de las democracias modernas.  Esta confusión no es fruto casual de las personalidades en pugna en la contienda electoral, ni es el resultado de la praxis política profesional.

«SI NO GANAMOS, LA GUERRA...»

Los senderos no se bifurcan Macri eligió a los generales que librarán la batalla final por «el alma de los argentinos»: Marcos Peña y Elisa Carrió arengan a la tropa para que se inmolen por la República de Mauricio.  La épica es mentirosa y berreta a esta altura del partido. No es solo la economía (¡Estúpido!), la sociedad está en terapia intensiva y las mismas instituciones de la patria republicana que el macrismo con aspavientos reclama como propia se han convertido en una caja de herramientas al servicio de la manipulación política, judicial y mediática.  Una oscura conexión existe entre (1) los asesinatos a sangre fría perpetrados por las fuerzas policiales que la ministra Patricia Bullrich defiende a capa y espada, (2) las tramas corruptas que involucran a funcionarios de inteligencia, espías y periodistas en causas como las que investiga el Juez Ramos Padilla en Dolores, (3) las operaciones financieras al servicio de familiares y amigos, y las cuentas off-shore de fun

EL YOGUI TONTO Y LA PATRIA FINANCIERA

El macrismo se presentó ante la sociedad argentina como una comunidad aggiornada de gente cosmopolita que valora la expertise y el esfuerzo personal por sobre todas las cosas, y cultiva formas cool de trato personal inspiradas en la cultura corporativa. El cambio que propuso estuvo basado en una reevaluación de la educación, en el desprecio hacia las formas críticas de pensamiento, y la exaltación del pragmatismo y la eficacia que son exigidas en las esferas transnacionales donde la habilidad financiera y la estética de la firmeza inescrupulosa frente al infantilismo popular y el sentido común de las poblaciones prima por sobre la compasión concreta hacia el otro de carne y hueso que padece nuestros triunfos. El macrismo llevó como uno de sus estandartes más elevados el compromiso con el diálogo abierto, franco, constructivo, y salpimentó sus performances discursivas en el espacio público-mediatizado con metáforas extraídas de los libros de autoayuda que sus gurús le inculcaro

EN EL ESPEJO «TRUMP». LECCIONES LOCALES

La discriminación no tiene dueño. Se manifiesta de muchas y variadas maneras. En nuestra época, la ejercita especialmente el rico contra el pobre, pero ha tenido históricamente innumerables iteraciones: religión, género, origen étnico, nacional, usos lingüísticos, costumbres, etc. Es fácil ver la paja de la discriminación en el ojo ajeno, pero más difícil asumir la barra que ciega nuestro propio aparato ocular.  Hace un par de años pasé unos días en un pequeño pueblo de las Alpujarras, en la provincia de Granada: Capileira. Allí conocí a una madrileña que vive en la zona desde hace más de cuarenta años. Mientras me paseaba por los bares de la localidad, fue deshilvanando su historia personal. Un día, como muchos, la vida dio un vuelco. Dejó su piso en el centro de la capital y se mudó a un cortijo para ayudar a una amiga holandesa que estaba montando un emprendimiento equino para excursionista. Lo que se anunciaba como un evento efímero, se convirtió en la pasión de toda una vida p

NO HACEN POLÍTICA... JUEGAN AL FÚTBOL

La política argentina, me dijo un analista colombiano, se ha vuelto una mariconada. Le perdoné el exabrupto, inadvertidamente discriminatorio, y le pedí que me explicara a qué se refería. Entonces, me retrucó: «No hacen política. Se dedican al fútbol». Según el colombiano, el mayor logro de Macri ha sido convertir los asuntos graves en meras contiendas tácticas en el campo de juego, y en chicanas mediáticas para ablandar a sus competidores. Marcos Peña y Durán Barba son la expresión más acabada de esta representación reduccionista de la política.  En este marco, excepto unos pocos medios y contados periodistas, la mayoría ha abandonado la seriedad que merece la política a cambio de la sorna, la mala educación, o el talante futbolero cool para comentar los destinos de la patria. Alguien podría pensar que la Argentina tiene una larga tradición en este rubro de espectáculos. Tato Bores sería un emblema de ese linaje satírico. El problema es que en nuestra época nadie ve estos progra

¿UN NUEVO AMANECER?

La respuesta resultó desconcertante, tanto para el oficialismo «oficial», como para el disfrazado oficialismo que le hace la pelota a Cambiemos. Para la oposición fue un elixir de esperanza y un espaldarazo para la ciudadanía que hoy vuelve a creer que es posible recuperar el poder popular y echarse al hombro la recuperación del país.  La reacción individual tuvo gestos de grandeza que parecían olvidados en la sociedad. La aprobación fue unísona. Hubo toses, como la de Duhalde, y silencios elocuentes, como los de ese sector del peronismo federal que parece querer hundirse con Cambiemos en el agujero de la historia antes que dar el brazo a torcer.  Massa, en cambio, mostró inteligencia y aplaudió la jugada de unidad dejando la puerta abierta para llegar a un acuerdo en los próximos días. Si los pronósticos no son errados, en función del amanecer que se asoma luminoso, pese a la tormenta nocturna, Argentina se enfila hacia un nuevo comienzo.  S i finalmente la f

RAHOLA EN BUENOS AIRES. SÍNTOMAS DE LA ESQUIZOFRENIA CATALANA

Argentina, otra vez saqueada Argentina (y América Latina en general) transita una de las épocas más oscuras de su historia de sangre y de fuego. A la profunda crisis regional, se suma el embate impiadoso de las derechas del subcontinente y la nueva política injerencista de Washington. En Brasil y Argentina, el retroceso en términos sociales es notorio. La velocidad del deterioro institucional no tiene precedentes, pese a la propaganda mediática internacional que ha querido acusar a los llamados gobiernos progresistas de la última década de «populistas» (y, por ende, «antidemocráticos»). Los golpes de Estado, los golpes judiciales y los golpes mediáticos se han sucedido sin pausa en América Latina a lo largo de estos últimos años, comenzando por el golpe militar a Zelaya en Honduras, pasando por Paraguay, Brasil o Argentina, donde el poder mediático y judicial ha condicionado las últimas elecciones presidenciales y amenaza las próximas con una sucesión interminable de operaciones ant

HAPPY END

La gente elige cómo comportarse, vive la vida tal como eligió vivirla, y sufrirá tarde o temprano las consecuencias que traen consigo esas decisiones. Así de simple. Después están las circunstancias que nos tocan vivir, que solo pueden explicarse aludiendo alternativamente a los misterios que encierran la parábola de los dones, la teoría del karma y la mera fortuna. Quién sabe… Lo importante, sin embargo, sigue siendo lo primero, cómo elegimos comportarnos, porque es en nuestro comportamiento que definimos quiénes somos y en qué queremos convertirnos. Ya puede ponerse uno el traje y la corbata, o los hábitos de un monje, sacar pecho de gimnasio o hacer una mueca servil a las alturas trascendentales, pero lo que nos define es la conducta, lo que hacemos y lo que dejamos de hacer.  Ahora bien, el problema que tenemos es que la apariencia de las cosas, el modo en el que se muestra la vida a la persona corriente es falsa como una moneda falsa: si lo único que podemos imaginar es el