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CAMBIAR EL MUNDO

I   La primera tarea de la política es entender extensa y profundamente la realidad. Esto no significa exclusivamente entenderla racionalmente – es decir, ser capaces de manufacturar una idea clara y distinta del mundo, una idea que sea fruto del análisis metódico, ocupado en rastrear el presente en el pasado, distinguir las partes que lo constituyen, y categorizar sus funciones, con el fin último de dominar, actuar sobre la realidad, instrumentalizarla.    Nuestra visión de la política es diferente. Exige más que la razón. Involucra también al cuerpo y al corazón. Por eso decimos que la realidad política no puede articularse a partir de un documento de Excel, ni las decisiones políticas pueden formularse a partir de mediciones estadísticas. Tampoco puede concebirse a la política como un «campo de juego» donde la propaganda ejerce su astucia y manipulación. Todas estas son expresiones policiales, administrativas, de eso que llamamos «política», pero no son la política misma.    La polí

«COOPERACIÓN O EXTINCIÓN»

I Comencemos formulando dos preguntas fundamentales que debe responder hoy la política, local y globalmente. (1) ¿Por qué razón, pese a las coincidencias de las “fuerzas progresistas” en lo que respecta al diagnóstico y etiología – las causas últimas detrás de nuestra situación, como también respecto al tipo de transformaciones básicas que debemos llevar a cabo para superar los peligros que nos acechan, parecemos no poder llevar a la práctica dichas trasformaciones?  O, para decirlo de otro modo: ¿qué tipo de obstáculos impiden que salgamos del atolladero en el que estamos cautivos, que nos amenaza incluso con la posibilidad cierta de nuestra extinción como especie, y en el ínterin, con el caos, la guerra, la miseria y los crecientes efectos devastadores que produce el deterioro del medioambiente para nuestra existencia sobre la Tierra? (2) ¿Qué «mitologías», qué imaginarios, qué horizontes de sentido, qué nuevas narrativas debemos cultivar que sirvan como combustible para movilizar a

¿EL FIN DEL NEOLIBERALISMO? EL NUEVO REALISMO Y LA ÉTICA DE LA FRATERNIDAD

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Joe Biden. Presidente de los Estados Unidos de América.  Introducción El neoliberalismo, no como sistema económico, sino como expresión epocal del capitalismo, entendido este último como forma institucional y como forma de vida (N. FRASER), no está muerto y no morirá mientras el capitalismo continúe modelando nuestras relaciones sociales. Nuestro mundo social, como la Roma descrita por Freud, está conformado por diversas capas geológicas e históricas que son su trasfondo. Ni el esclavismo, ni el feudalismo, ni las formas tempranas y previas que definieron al capitalismo han desaparecido. Muy por el contrario, todos estos modelos de relaciones sociales, que encarnan diversos modos de explotación, dominio y desposesión, forman parte del tejido de nuestras relaciones sociales en el presente. Por lo tanto, ni de lejos defiendo que estemos en un tránsito hacia el fin del neoliberalismo, su ethos y su filosofía política. Sin embargo, la pandemia parece haber servido, entre otras cosas, para

EL ODIO

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Todos conocemos la historia de Caín y Abel. Crecimos con esta historia. Cuando éramos pequeños, nuestras catequistas nos la contaron una y mil veces. No podíamos eludir el asombro al escucharla.  ¿Acaso es posible que algo así haya sucedido?   Caín y Abel eran los hijos de Adán y Eva.  Los primeros humanos nacidos fuera del paraíso.  Caín era un granjero. Abel un pastor. Aunque ambos hermanos dedicaban sus días a alabar a Dios y a hacerle sacrificios, Abel era el preferido de Dios.   De modo que, un día, lleno de celos y de odio, Caín mató a su hermano.   El texto del Génesis, pese a su concisión, es rico en detalles. En pocas palabras comprendemos lo que motiva el crímen: la envidia, los celos.   Yahvé sentía satisfacción por los sacrificios que Abel le hacia, pero no hizo lo mismo respecto a los esfuerzos de Caín. Esto enfureció a Caín, el granjero, hasta el punto de irritarse contra Dios.   Estaba tan abatido e irritado que, un día, viéndolo con el rostro desfigurado por el odio, Ya

UN SOLO CORAZÓN

Iberoamérica Existen vínculos estrechos, históricos, políticos, socioeconómicos y culturales, entre «Iberia» y América Latina. Para bien o para mal, entre un lado y otro del Atlántico se tejen relaciones que desnudan los lineamientos y las simpatías disimuladas de los grupos políticos y corporativos en los dos continentes.  Se ha hablado mucho, durante años, y se ha enfatizado en tono de denuncia, las conexiones de la izquierda española con los progresismos latinoamericanos de la última década. Marcado a fuego en la memoria de la sociedad española a través de una desgastante campaña mediática hecha a la medida de los prejuicios de la población, la asociación de Errejón, Iglesias y Monedero con la izquierda bolivariana se ha convertido en el signo de su identidad histórica.  Pero también hemos sido testigos de las revelaciones incriminatorias del ala dura del aznarismo con los elementos «golpistas» en América Latina que han protagonizado la ola de oposición antidemocrática de los último

LA MALA EDUCACIÓN

  El triunfo de Díaz Ayuso en Madrid estaba cantado. No obstante, unas horas antes de la debacle, un simpatizante de Pablo Iglesias me telefoneó desde Pamplona y, en medio de la conversación, ante mis críticas a la estrategia de Podemos, me espetó: ¿Es qué lo das por perdido? ¿Ya has tirado la toalla? Le expliqué que, si bien es cierto que hasta el cierre de las urnas nada puede darse por descontando, a menos que ocurriera algo extra-ordinario en el escenario (y no parecía que ese fuera el caso horas antes de las elecciones), la suerte estaba echada.    Díaz Ayuso arrasó. Los madrileños le dieron al Partido Popular su tan ansiada victoria, y ahora tienen los ojos puestos en Moncloa. El  Partido Socialista  recibió un varapalo que será difícil de encajar. Se esperan horas aciagas. El líder de  Podemos , a poco de conocerse la derrota, renunció a todos sus cargos, habiendo preparado y anunciado previamente con las encuestas en la mano su EXIT profesional. Vox (pese a perder los votos rec