UNA ORACIÓN FRENTE A DAVOS
DAVOS Las vedettes se han vuelto a dar cita en Davos. Todos están de acuerdo: Davos ya no es lo que era. El glamour se ha marchitado. La euforia de los números se ha vuelto melancolía. Los expertos se han vuelto hombres de la calle. Las piruetas aritméticas no convencen a nadie. Lo que ayer sonaba a erudición, es hoy sinónimo de palabrería. Los únicos a los que el respeto aun les 'sienta bien' son aquellos que se atrevieron a rebelarse contra el edificio de mentiras de la economía mundial. Pero son un puñado. LA CRISIS No era necesario ser un genio para saber que el asunto no podía durar, pero los expertos ni chistaron. Quienes hablaron claro y publicaron sus pareceres en la prensa 'alternativa', fueron tildados de locos fanatizados por los mandarines de la alta economía. Hace gracia que esos locos radicales a los que nadie escuchaba hayan resuelto las ecuaciones que los supuestos genios fueron incapaces de anticipar. Los sabios maestros que nos advirtieron del peligr