CHÁVEZ Y MORALES

Llevamos varios años escuchando a políticos, voceros, tertulianos y simples informadores estadounidenses diciendo que la 'dictadura' de Chávez representa una amenaza para todo el hemisferio americano.

Los europeos han sido más precavidos. Nadie ha solicitado el asesinato del supuesto dictador, como hacen la derecha estadounidense sin morderse los labios, aunque se conocen las relaciones que el gobierno español, por ejemplo, tuvo con los golpistas que secuestraron al presidente Chávez en abril de 2002.

Aun así, la campaña mediática contra Chávez ha sido denunciada en tantas ocasiones que no vale la pena volver a la cuestión. Periódicos como El País, han sido sistemáticamente expuestos por observadores independientes a la parcialidad corporativa que practican, a la tergiversación mediática que hacen, de todo lo que concierne al presidente del país petrolero.

Cabe señalar, por tanto, que aquellos interesados en la verdad deberían tomar precausiones a la hora de hacer juicio sobre lo que ocurre en otras latitudes cuando la fuente de información es de una parcialidad tan afilada como la de la prensa europea a la hora de informar sobre la realidad latinoamericana.

En latinoamerica la campaña no ha sido menos agresiva: Las llamadas 'clases medias cosmopolítas' que habitan el extenso territorio que se extiende desde Usuhaia hasta Bogotá han decidido con una unanimidad asombrosa, que el señor Chávez es una vergüenza y un peligro para la gente decente.

La unanimidad enfebrecida siempre asusta a la gente inteligente. Los medios de comunicación afínes encolerizan a la clase bien vestida, alimentándola de un imaginario incendiario de una irracionalidad sorprendente. La sombra de los 'rojos' comunistas pro-soviéticos que anteayer sirvió como justificación para asesinar masivamente a una generación de compatriotas y despojar a los pueblos de sus riquezas naturales y llevar a las gentes a la esclavitud neo-liberal, ha desaparecido. Ahora ya no hay 'rojos' como los de antes, pero acecha la sombra de los 'mestizos' populistas que tanto exasperan a los lectores de Vargas Llosas. La imbecilidad de esta clase educada en universidades de prestigio tiene algo de pathos mimético: se trata de pensar lo que se piensa, decir lo que se dice, y hacer lo que se hace.

Ayer fueron la Escuela de las Americas y las aulas de la Universidad de Chicago las que sirvieron como anfitriones a militares golpistas y despiadados economistas del despojo. Hoy preparan a los ministros de un hipotético futuro que no debe ocurrir, instituciones bancarias, corporaciones multinacionales y organizaciones 'caritativas' como las FAES o la NATIONAL ENDOWMENT FOR DEMOCRACY.

No necesitamos ser unos genios para comprender que significa la amenaza de esta 'izquierda' latinoamericana tan denostada, 'mestiza, populista y autoritaria'. Significa que las 'clases medias cosmopolítas' sienten peligrar sus privilegios políticos, su relevancia en el quehacer de las identidades nacionales.

Ser latinoamericano implica necesariamente, no ser europeo, ni ser norteamericano. Pero las clases medias cosmopolitas reniegan de los mestizos porque su identidad se afirma en la diferencia que establecen con los de adentro y el orgullo que les causa su proximidad con los de afuera.

Los norteamericanos saben muy bien que no son latinoamericanos ni europeos, ni pretenden serlo. Los europeos son cada uno de su sitio, y a mucha honra.

Entre las duras críticas que reciben las izquierdas latinoamericanas, la más reiterada es aquella que pone en cuestión su talante democrático y su respeto a los principios de libertad de expresión.

Cualquier persona decente, con cierta imparcialidad básica que se tome el trabajo de observar la prensa escrita y audiovisual en los Estados Unidos, Europa y Latinoamerica comprenderá sin demasiado esfuerzo que la libertad de expresión en países como Venezuela, Argentina, Bolivia o Ecuador es mucho más amplia, y el espectro de opiniones opuestas muchos más extenso que lo que podemos encontrar en la prensa norteamericana o europea. Lo mismo ocurre en países como Colombia, cuyo analfabetismo informativo es tan monstruoso, y la censura consensuada tan profunda, que resulta estremecedora. El caso de Cuba es otro. Dejaremos esta cuestión para una próxima reflexión.

Lo que si me importa destacar es lo siguiente. Los 'progres' dirán que se debe a mero populismo, acusarán a Chávez y Morales de oportunistas, endilgarán a los dos presidentes connivencias en una trama secreta de maldad, dirán que se trata únicamente de una estrategia para silenciar mediáticamente el descontento por las medidas que promueven internamente, etc.

Pero sea como fuere, quisiera dar la bienvenida a estos dos valientes mandatarios latinoamericanos, por la decisión que ningún otro gobierno del mundo se atrevió a tomar: romper sus relaciones bilaterales con el estado de Israel como protesta a la brutal agresión, la masacre que viene cometiendo en forma continuada sobre la población palestina.

Para acabar, los convoco a que ejerciten la defensa de estos gobiernos democráticos y populares, informándose y ofreciendo vuestra inteligencia como antídoto a la ignorancia concertada de las 'clases medias cosmopolitas' que desde siempre, parafraseando al Martín Fierro, se empeñan en asociarse con los de afuera, para comerse a los de adentro.

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