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FILOSOFÍA, POLÍTICA E IDENTIDAD.

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Con la política y la antipolítica pasa algo semejante a lo que ocurre con la filosofía y la antifilosofía. La antifilosofía fue el anuncio largamente pronunciado del fin de la filosofía, y la antipolítica la pretensión del fin de la política a favor del mercado. Es posible establecer correspondencias entre estas pretensiones, porque entre la historia de la filosofía y la história de la política hay correlatos ineludibles. Hay casos paradigmáticos: Platón y Aristóteles, por un lado, Heidegger y Kojève, por el otro. Pero lo importante no son, necesariamente, las correspondencias que encontramos en la actividad política individual de los hombres que hacen filosofía, sus fracasos y traiciones, sino más bien en lo que hay de político en toda filosofía, y lo que subyace filosóficamente a toda política. La praxis, después de todo, y si creemos en el mandato hegeliano que insiste en que pensar implica la negación de la cosa presente, sólo puede ser comprendida desde el trasfondo de significac

BICENTENARIO DESDE LA OTRA ORILLA

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Lo que sigue a continuación es mi respuesta a un amigo argentino que me escribió dándome testimonio de los festejos por el Bicentenario de nuestra patria. Con el fin de cumplir con mis deberes ciudadanos (pese a vivir fuera de mi país aún me considero obligado a mi tierra que me dio el habla y la pasión de ser), ofrezco esta comunicación para dejar por escrito públicamente mi posición política al respecto. Estimado Carlos, Te agradezco el testimonio. La escritura es una radiografía del alma. Es difícil no aprehender quién es el otro cuando se anima a dar forma a sus pensamientos. Por esa razón, independientemente de las diferencias que puedan existir en las visiones del mundo que tiene cada cual, produce cierta alegría encontrarse con alguien que se toma el trabajo de no reducir el lenguaje "postal" a la jerga de los celulares. Por lo tanto, reitero mi agradecimiento por tu testimonio. Desde aquí las cosas, sin embargo, no las leímos del mismo modo. Y paso a relatarte, desde

LA CRISIS EPISTEMOLÓGICA EUROPEA

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Ella se va a casar. Esta muy enamorada de su novio, con quien ha convivido durante diez años. Pero cuando llega el día de la boda, él la deja plantada en la puerta de la ceremonia con un ramo de flores en la mano. Dos días después, rodeada de sus amigas, les dice que el tipo “ese” es un mal bicho, que siempre fue malo, perverso, y lanza un llanto con moco incluido, que una de las “chicas” felizmente ataja con un pañuelo. En fin, todo el asunto bastante desagradable. Pero ¿qué ha pasado? MacIntyre, que es el autor al que estoy ofreciendo mis desvelos en estos días, plantea el asunto más o menos de esta manera. Una crisis epistemológica consiste en una ruptura del feliz matrimonio entre apariencia y realidad. En el ejemplo citado, una evidencia hasta ese momento incontrovertible (el hombre con el que voy a casarme es un amor), se pone en cuestión ante una nueva evidencia (me ha dejado plantada), que me obliga a reconocer que existen alternativas sistemáticamente diferentes de interpretac

QUERER ADOCTRINARSE

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Cuando era chico conocí a un hombre que, entonces, creía yo, era un hombre sabio. Pero que con el tiempo comprendí no era más que el producto intelectual de la lectura de un único periódico. Eran otros tiempos. Los periódicos eran gruesos y podían convertir a un hombre de abajo en una persona instruida en los gustos y las ideas de los de arriba. El periódico permitía a este buen señor conocer de todo sin conocer nada. Citar a los autores predilectos de los entendidos, menospreciar lo que otros menospreciaban y de ese modo estar siempre a la última. Aunque proveniente de una familia de pobres asturianos que llegaron con una mano adelante y otra mano detrás a la Argentina de las vacas gordas, cuando abandonó el conventillo dejó detrás de sí las publicaciones anarcosindicalistas con las que había alimentado su juventud y decidió incorporarse en el partido conservador. Intento olvidar su pasado para convertirse en un hombre decente y respetado. Su esfuerzo no fue vano. Sus hijos alcanzaron

EL COSMOPOLITISMO DE EUGENIO DÍAZ

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Hace un par de días murió Eugenio Díaz. Fue un viejo amigo que conocí en mis tiempos “asiáticos”, como me gusta llamarlos cuando "me hago el interesante". Eugenio era un cosmopolita hecho y derecho. No pretendía, como muchos, ser un habitante del mundo, sino más bien un hombre sencillo que fue dando forma a su carácter y personalidad por medio de la ardua tarea de encontrarse con los otros, con esos que no son como nosotros. Al cosmopolitismo de Eugenio Díaz contrapongo un cosmopolitismo imperialista que pretende hacer del mundo un lugar homogéneo. Un cosmopolitismo de personas que se reconocen idénticas en todos lados, portadoras de un carácter y una personalidad “neutra” como el inglés internacional o el castellano hispanoamericano que es de todos lados y de ninguno. Para los cosmopolitas de la segunda categoría, todos los nacionalismos son barbarismos primitivos que estamos obligados a combatir y superar. La historia, para éstos, se dirige con dificultades crecientes hacia

HERMENÉUTICA DE LA VIDA COTIDIANA

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Me siento frente al ordenador. Repaso los titulares del periódico A. Elijo dos notas que me interesan. Las leo. Cuando termino, regreso al blog y “cliqueo” para ir al periódico B. Selecciono un par de artículos, los leo. Cuando acabo caigo en la cuenta que estoy otra vez, como siempre, enfrentado a la necesidad de elegir entre dos mundos, dos realidades irreconciliables. No hay nada, excepto la nominalidad de las entidades que se mientan en los respectivos rotativos, que pudiera hacer sospechar, a falta de ellos, que se están describiendo o explicando los mismos hechos, la misma realidad. Eso significa, para empezar, que ni la noción de descripción, ni la noción de explicación resultan convincentes a la hora de comprender la política mediática. El desafío consiste, dicho muy malamente en lo siguiente: ¿cómo encarar la cuestión de la interpretación sin caer en las trampas que el nietzscheanismo blando nos ha impuesto en la forma de postmodernismo? “Todo son interpretaciones”, decía Niet

HONRAR EL PENSAMIENTO

Vivimos una época curiosa, una época en la cual el pensamiento reducido a su función técnico-instrumental encuentra su mejor aliado en el emotivismo. El pensamiento reflexivo no vive sus mejores horas. Por esa razón se me ha ocurrido, como una especie de recordatorio para mí mismo que eventualmente puede serle de utilidad a un hipotético lector, apuntar algunas anotaciones sobre este asunto. Nuestras vidas, como venimos diciendo en prácticamente cada uno de los post que hemos colgado en esta página, parecen vivirse, en muchos casos, por sí mismas, independientemente de las decisiones que tomamos al respecto. El propósito de nuestras vidas parece decidirse en otro lado. La empresa capitalista y la burocracia estatal nos imponen estructuras que constriñen nuestros horizontes. Desde el comienzo de nuestras vidas, y aún antes que nuestras vidas sean siquiera una esperanza en el vientre de nuestras madres, estamos sometidos a poderosos discursos, mecanismos y disciplinas de objetivación que