REDES
Esta entrada surge a partir de la lectura de un artículo publicado en Página 12 por Horacio González titulado Assange, en el que "glosa" la entrevista realizada a Julian Assange por Santiago O'Donnell, publicada en el mismo diario con el título "Trump es un lobo con piel de lobo".
En el primer caso (comisión), promoviendo abierta o secretamente políticas regresivas, especialmente en política internacional y en la estrecha vinculación con el proyecto corporativo y antidemocrático que ha socavado la soberanía popular de manera continuada en las últimas décadas, pero que en los tiempos de la concertación Obama-Clinton ha tenido su momento culmine.
En el segundo caso (omisión), resistiendo y obstaculizando abiertamente los nuevos vientos a favor de cambios radicales, acusados por el establishment liberal-conservador (autodefinido como progresista de manera engañosa), de ser enemigos "populistas" de la democracia: asociándolos de manera perversa a la misma categoría que los movimientos neofascistas de los que son su antítesis.
Como señaló en reiteradas ocasiones Slavoj Zizek, ante el creciente avance de la derecha xenófoba en los Estados Unidos y Gran Bretaña, y fenómenos análogos en Holanda, Francia y América Latina, se percibe claramente un agotamiento del modelo neoliberal-multiculturalista que ha regido las democracias formales desde la caída del bloque soviético, abriendo de esa manera la posibilidad largamente esperada de una opción de cambio real. Aunque hay que reconocer que ese horizonte está aun muy desdibujado.
El caso argentino
¿Qué quiero decir con todo esto? En lo que respecta al caso argentino, las afirmaciones de Assange en la entrevista citada dan que pensar. Macri, nos dice, ganó las elecciones gracias a la inteligente utilización de las redes sociales y la apropiación del lenguaje de las redes en un escenario de transición entre la vieja política de los mitines y la nueva política del ciber-activismo. Pero ahora, como gobierno, pese a ser dueño absoluto del espacio mediático tradicional (prensa escrita y contenido audiovisual), parece estar perdiendo la batalla en las redes que alguna vez lideró. Al menos, se percibe una suerte de retroceso.
Y ese retroceso no está directamente relacionado con la importancia que tiene para el macrismo este instrumento. Sabemos del volumen presupuestario reservado a mantener a un ejercito de ciberactivistas en las redes. Lo que ocurre es quizá más sutil. El gobierno está perdiendo la batalla debido al contenido de su dominación.
No solo las políticas regresivas gubernamentales explican este deterioro entre la ciudadanía, aunque, por supuesto, este punto es crucial. El otro tema es que en las redes se han articulado formas de resistencia ciudadana, entramados de textos y subtextos de densidad conceptual inesperadas, que se contraponen y, hasta cierto punto, evidencian la superficialidad del género de los eslóganes y el modelo de lenguaje publicitario elegido por el macrismo que, poco a poco, se ha inclinado por reducir su intervención en los espacios virtuales a cumplir un rol de control policial-represivo, a escrachar o "vociferar" con su ejercito de trolls los intercambios de una ciudadanía que, aun conmovida y desalentada por el shock producido por el gabinete de CEOs que administran las dosis de horror que inyectan a la ciudadanía, parece no rendirse a la encrucijada.
Y ese retroceso no está directamente relacionado con la importancia que tiene para el macrismo este instrumento. Sabemos del volumen presupuestario reservado a mantener a un ejercito de ciberactivistas en las redes. Lo que ocurre es quizá más sutil. El gobierno está perdiendo la batalla debido al contenido de su dominación.
No solo las políticas regresivas gubernamentales explican este deterioro entre la ciudadanía, aunque, por supuesto, este punto es crucial. El otro tema es que en las redes se han articulado formas de resistencia ciudadana, entramados de textos y subtextos de densidad conceptual inesperadas, que se contraponen y, hasta cierto punto, evidencian la superficialidad del género de los eslóganes y el modelo de lenguaje publicitario elegido por el macrismo que, poco a poco, se ha inclinado por reducir su intervención en los espacios virtuales a cumplir un rol de control policial-represivo, a escrachar o "vociferar" con su ejercito de trolls los intercambios de una ciudadanía que, aun conmovida y desalentada por el shock producido por el gabinete de CEOs que administran las dosis de horror que inyectan a la ciudadanía, parece no rendirse a la encrucijada.
Bosquejo de las alternativas
Ante este panorama de incertidumbres y ambiguas esperanzas, nuestro objetivo debería consistir, cuanto menos, en continuar con nuestras formas de comunicación horizontal, pero agregándole a ellas una dosis de mayor "auto-consciencia".
Con esto quiero decir lo siguiente: nuestra acción política en las redes tiene consecuencias fuera del mundo virtual que habitamos, produce reposicionamientos, y evidentemente, sirve como contrapeso frente al monopolio comunicacional que esconde la verdad a través de una catarata cotidiana de ficciones para obnubilar nuestra perspectiva.
La frase bíblica sigue teniendo relevancia: "La verdad nos hará libres," pero en este caso, la verdad es más evidente de lo que pensábamos, todos la conocemos, pero buscamos una confirmación que la arraigue al mundo, que le quite el mote de "fantasía".
Con esto quiero decir lo siguiente: nuestra acción política en las redes tiene consecuencias fuera del mundo virtual que habitamos, produce reposicionamientos, y evidentemente, sirve como contrapeso frente al monopolio comunicacional que esconde la verdad a través de una catarata cotidiana de ficciones para obnubilar nuestra perspectiva.
La frase bíblica sigue teniendo relevancia: "La verdad nos hará libres," pero en este caso, la verdad es más evidente de lo que pensábamos, todos la conocemos, pero buscamos una confirmación que la arraigue al mundo, que le quite el mote de "fantasía".
Mi invitación, por consiguiente, es a utilizar las redes de manera más autoconsciente. Eso significa, distinguir entre:
- El uso egocéntrico que nos convierte en meros productos para ser ofertados en las plataformas (vendemos nuestros cuerpos, nuestros estilos de vida, nuestras experiencias cotidianas, nuestros familiares y amigos, con el inútil propósito de ser admirados, reconocidos u otras sandeces semejantes - aunque también nuestra ideología o nuestro posicionamiento político puede estar al servicio de esa construcción de una identidad para ser consumida por los otros);
- Y el uso inteligente de las redes, a través del cual nos reapropiamos de ellas. Nosotros somos quienes hacemos FB, twitter, etc. Hacemos las redes con nuestros contenidos. Dedicamos cientos de miles de horas, cada uno de nosotros, para hacer de la red un espacio atractivo, para engolosinar las subjetividades de otros individuos devenidos consumidores, ofreciéndonos como objetos de deseos o repulsión que atraiga su atención.
En síntesis, nuestra tarea en este espacio es dar forma, modelar, con el material de nuestra propia creación, con los contenidos que tenemos a la mano, ese espacio meta-tópico de carácter asambleario volcado a un cambio de consciencia y posterior movilización social. Pero ahora en un nuevo nivel, como decíamos más arriba: el nivel de autoconsciencia que nos permita pasar del mero rol de consumidores o productores de contenidos simbólicos en la redes, a ciudadanos políticos en las mismas.
Milani, lindo tema para tocar, no te parece?
ResponderEliminar"En síntesis, nuestra tarea en este espacio es dar forma, modelar, con el material de nuestra propia creación, con los contenidos que tenemos a la mano, ese espacio meta-tópico de carácter asambleario volcado a un cambio de consciencia y posterior movilización social."
ResponderEliminarTodo bien, hasta que la gente ve el desastre que los gobiernos de izquierda dejan a su paso. Mira Venezuela, mira Cuba, mira Brasil, mira Argentina...
El paraiso bolivariano:
ResponderEliminarhttp://prodavinci.com/2017/02/03/actualidad/lea-aca-el-estudio-de-caritas-sobre-el-estado-de-la-nutricion-infantil-en-4-estados-de-venezuela/
Todo despues de miles de millones de ingresos...