LOS ARGENTINOS Y SUS DERECHOS





1. El mundo de la vida (el mundo de la cultura y la cotidianeidad) está acosado por dos subsistemas: el capital corporativo (dinero) y el Estado burocrático (poder). En épocas recientes hemos visto como el capital corporativo y el Estado burocrático actúan conjuntamente, no ya como competidores, sino como socios incestuosos, haciendo más difícil a los ciudadanos tener control sobre sus vidas.

2. Los medios de comunicación masiva y las redes sociales han transformado la esfera pública, ampliándola, pero también dislocándola y diluyéndola en un océano de voces en el cual resulta difícil para las mayorías orientarse. Sólo a través de una estrategia concertada de los movimientos políticos y sociales de «los de abajo» (como ejemplifica la consciencia en el terreno medioambiental, fruto del empeño estridente de los grupos ecologistas durante más de cincuenta años) pueden afectarse positivamente los «imaginarios sociales».

3. Los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández fueron importantes, especialmente si los contrastamos con lo que le antecedió (saqueo del Estado y quiebre institucional). Lejos estuvieron de cumplir con todos los anhelos de emancipación, igualdad y solidaridad que nos motivan, pero fueron capaces de poner en marcha un movimiento de reivindicaciones que se asocia a los grandes hitos históricos de resistencia popular del continente.

4. Sin embargo, hay una parte importante de la ciudadanía argentina que ha asumido el discurso mediático corporativo como propio, y habita un imaginario en el cual el kirchnerismo (como en otras épocas el comunismo o, actualmente, el islamismo) es el origen de todos los males. Un imaginario de estas características es (no debería hacer falta decirlo) absolutamente fraudulento. Los conflictos de la sociedad argentina no nacieron con el kirchnerismo, ni van a terminar cuando el kirchnerismo desaparezca.

5. Borrachos de aversión, los armadores políticos (periodistas, consultores de imagen y publicistas) construyeron una alternativa política al kirchnerismo en la cual ubicaron en el centro de la escena a Mauricio Macri y su «equipo» de trabajo. La tradición política de Macri es neoconservadora y neoliberal. Tiene una mirada elitista de la política (los asuntos importantes se discuten entre los que cuentan: el famoso «círculo rojo», es decir, de espaldas a la ciudadanía). Entiende la economía con una mezcla bien sazonada de libre mercado e instrumentalización de los recursos del Estado. Basta echar un vistazo a sus héroes más allá de nuestras fronteras para constatar de qué estamos hablando: (1) Donald Trump; (2) José María Aznar y Rajoy; (3) Mario Vargas Llosa.

6. Desde el punto de vista comunicacional, como ocurre con otros políticos de la nueva derecha mundial, Cambiemos se presentó con un doble discurso: el de la efectividad empresarial (sus ministerios están dirigidos en su mayor por CEOs de grandes multinacionales) y el de la nueva espiritualidad (que combina una ética hedonista, condimentada por cierta visión neo-estoica o neo-budista de la realidad, que recupera en clave retórica nociones ilustradas como «beneficencia mutua» con aditamentos de «compasión» o «altruismo» budista en clave caritativa).

7. En esta misma dirección, el discurso de Mauricio Macri durante la campaña enfatiza el individualismo en detrimento de cualquier noción fuerte de lo colectivo. Dos datos bastan para confirmar esta intuición: (1) el reiterado uso del segundo pronombre singular durante la campaña (el «vos», en detrimento al «nosotros») y (2) su reticencia a hablar de la patria. Incluso en el momento de la asunción, cuando eludió jurar por la patria y, en cambio, lo hizo por una categoría subjetiva como es la «honestidad». Echando un vistazo a los archivos más recientes, descubrimos que, para Macri, los temas de soberanía están supeditados a las necesidades del mercado. Ejemplo de ello fueron sus definiciones acerca del tema Malvinas y su alineación con la política exterior estadounidense desde el primer día.

8. Lo anterior no es una crítica, sino simplemente la constatación de los elementos ideológicos que sustentan a la fuerza política triunfadora. Lo que se evidencia es, en breve, que Cambiemos se alinea con una cierta manera de entender la sociabilidad y la individualidad humana. 


9. Ahora bien, si echamos un vistazo al mundo que nos rodea, constatamos que el giro hacia la derecha neoliberal y neoconservadora en Argentina no es una anomalía local. Todo lo contrario, el giro se da a escala mundial. El capitalismo siempre se ha caracterizado por su tendencia a la monopolización. El Estado moderno ha sido al mismo tiempo su posibilidad y su límite. Pero el neoliberalismo ha logrado domar al Estado, agigantando de este modo sus posibilidades y derrumbando todo límite pretérito. Los resultados han sido y están siendo catastróficos. Las consecuencias en términos de sufrimiento humano y deterioro medioambiental, trágicos.

10. Desde el 2007, con la manifestación de los desequilibrios de la ruleta financiera alrededor de las sub-prime, que trajo consigo la masiva transferencia de recursos del Estado a las corporaciones, vía salvamento bancario, Europa vive las consecuencias de esta política plutocrática. Los resultados están a la vista. Los países del sur de Europa se encuentran quebrados, con deudas que ascienden, en algunos casos al 160% de su PBI. Sometidos a privatizaciones masiva, ajustes estructurales que ponen en crisis los sistemas sanitarios y educativos, y mantiene a una parte sustancial de la población desempleada (el 21% en España, por ejemplo), o precarizada. Mientras tanto, bancos y empresas reciben subvenciones directas e indirectas, y sus cuentas cierran anualmente con números de crecimiento astronómico.

11. En América Latina, pionera en la implementación del modelo neoliberal en los años noventa, un conjunto de gobiernos progresistas triunfaron en elecciones libres con políticas dirigidas a recuperar el rol del Estado, y la política genuinamente democrática. En Argentina, dicho proceso giró en torno a tres ejes fundamentales: políticas sociales, soberanía y derechos humanos. El éxito relativo del proyecto político es incuestionable. Más allá de los problemas, los datos objetivos son elocuentes: desendeudamiento sin ajuste (Argentina tiene la tasa de deuda relativa más baja del mundo: 19% del PBI); exitosa política de reparación histórica en derechos humanos, acompañada por una ambiciosa política de ampliación de derechos; y un abanico de medidas efectivas para minimizar la desigualdad estructural.

12. La respuesta a este proyecto ha sido un ataque concertado, instrumentalizado a través de los monopolios globales comunicacionales, acompañado de la judicialización permanente de la política pública y el blindaje judicial de las corporaciones económicas. No estamos hablando de un fenómeno local. Boaventura de Sousa Santos habla en su Sociología del Derecho de los mecanismos utilizados por el neoliberalismo para lograr el «epistemicidio» de los pueblos del sur: (1) los ataques a los imaginarios sociales emancipadores a través de una aceitada industria informativa y cultural que hace mella entre la ciudadanía, y (2) un entramado jurídico institucional que perpetua las estructuras neocoloniales que se encuentran al servicio del capital transnacional.

13. Ahora bien, en estos días hemos visto algunas cosas interesantes. Las dos preocupaciones centrales de Macri han girado en torno a dos organismos: el AFSCA, que preside Martín Sabatella, dedicada a monitorizar la política comunicacional e implementar la Ley de Medios Audiovisuales; y la Procuradoria General del Estado, presidida por Alejandra Gils Carbó, cuyo propósito es representar a la ciudadanía frente a todos los estamentos del Estado. Los medios de comunicación y la Justicia son los dos estamentos que utiliza el poder corporativo para pasar por encima de la democracia representantiva popular.

14. También hemos sabido, gracias al sinceramiento reciente de Alfonso Prat Gay, que el país no está tan mal como habían anticipado los formadores de opinión, y que, por ello, las medidas de choque que aparentemente se necesitaban pueden esperar.

15. El tema institucional que el macrismo, como el resto de la oposición de entonces, tanta importancia concedió, no parece ya una prioridad del actual gobierno. La derogación de la ley de Medios audiovisuales, la ley más debatida de la historia del país, fue realizada a través de un DNU.

16. Más preocupantes aún son los gestos en torno a la política de derechos humanos. Después de la editorial de La Nación, y la blanda respuesta de Mauricio Macri respecto a la necesidad de suspender los juicios por crímenes de lesa humanidad, las designaciones recientes y la reposición de los dictadores genocidas en el panteón del portal digital de Casa Rosada no alientan esperanzas en esta dirección. Su silencio al respecto durante sus discursos de jura y traspaso, resultó atronador.

17. Finalmente, una nota color: cuando diarios como La Nación y Clarín dejan sus estridencias de lado, Argentina es un país normal, con sus problemas, con sus dificultades, con sus triunfos y sus fracasos. Lo que Argentina no es y no fue durante los últimos años es lo que la opinión de la gente quiso creer: una dictadura al borde de su propio abismo. Noam Chomsky solía decir que uno de los consensos que se manufacturan para someter a sus pueblos es hacerles creer que viven en «Estados fallidos». La estrategia comunicacional en Argentina ha sido de manual.

18. Lo preocupante es lo siguiente. Lograron convertir la imagen de un gobierno medianamente normal, comprometido con el país y con su gente, pese a sus evidentes errores y sus casos de corrupción, en una dictadura que llevó al país a la quiebra y que utilizó los derechos humanos para sus propio beneficio electoral. Lograron eso, y convertir a Mauricio Macri y a su lobby, apoyados por los Mitre (La Nación) y los Magneto (Clarín), los mismos que escondieron a los muertos y a los desaparecidos, los mismos que apoyaron todas las dictaduras militares y todos los programas de empobrecimiento, en los «salvadores de la patria», los promotores de una abstracta unidad nacional.

19. A quienes pensamos en términos históricos y releemos con atención la retórica de los golpes militares y otras zancadillas en la historia a los movimientos populares, las odas a la Unidad de estos días, y las admoniciones a cerrar el pico de aquellos que no comparten la alegría de la abstracta unidad nacional, junto al glamuroso chismorreo sobre la primera dama y las galas del Colón, nos retrotraen a otras épocas.

Finalmente, no seamos ingenuos. Los Europeos vivieron el holocausto y asumieron el compromiso de los derechos humanos. Hoy dejan ahogar en sus costas a los niños, las mujeres y los ancianos refugiados de Siria, después de décadas de genocidio concertado fuera de sus fronteras. En Francia, el país de «la libertad, la igualdad y la fraternidad”, el partido de Le Pen, la derecha islamofóbica y xenófaba, se apresta a gobernar durante los próximos años. Los derechos adquiridos no son derechos asegurados. Hay que militar, no por el kirchnerismo per se, sino por aquello que la resistencia de los de abajo ha logrado, con sangre, sudor y lágrimas.

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