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¿POR QUÉ NECESITAMOS IR DE LA RESISTENCIA A LA RADICALIDAD?

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Tal vez ha llegado el momento, después de 11 meses de gobierno de Cambiemos, de dejar de lloriquear por nuestra suerte y comenzar a darle forma a una ofensiva. Obviamente, muchas cosas están peor, otras están muchísimo peor, y otras están horrorosamente mal. Sin embargo, como ocurre siempre, podemos alegrarnos de un puñado de cosas que, contrariamente a lo que pudiera creerse, son verdaderamente importantes como punto de arranque de un programa político radical. A lo primero que quisiera referirme es al hecho, bastante incontrovertible, por cierto, que el triunfo de la coalición Cambiemos ha sido el detonante de una tensión de larga data dentro del planeta kirchnerista. Especialmente, a partir del momento en el cual Cristina Fernández se hizo cargo de su conducción. La tensión se daba entonces entre dos líneas diferenciadas que hoy son fácilmente identificables en el Congreso. Por un lado, quienes acompañaron el proceso de recuperación de la Argentina que condujo Néstor Kirchner,

LA DESDIBUJADA OROGRAFÍA DE LA GRIETA

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Deberíamos preguntarnos: ¿a qué se debe este enorme malentendido entre nosotros, esta grieta profunda que atraviesa toda la historia de nuestro país? Sólo la miopía histórica o el cinismo puede hacer creer a alguien que la última versión de esta pugna protagonizada por el Kirchnerismo es el origen de esta “eterna” disputa identitaria. Por supuesto, podemos seguir echándonos los trastos a la cabeza los unos a los otros. Y es probable que eso sea lo que tengamos que seguir haciendo durante mucho tiempo. Primero, porque la pugna entre nosotros es asimétrica. Ha habido anomalías, por supuesto, pero poniendo en la balanza las décadas y los siglos, la violencia de los poderosos (la violencia de las armas, pero también de las palabras cautivas) ha sido la gran triunfadora de la mayoría de las batallas. Y la prueba de ello es la desigualdad, crónica, brutal: la verdadera grieta que caracteriza a nuestra sociedad. En segundo término, porque la política, mal que nos pese, i